domingo, 22 de julio de 2012


Para reflexionar con los padres… quizá las vacaciones de invierno son un buen momento para leer y disfrutar de buena literatura con los chicos.




¿Por qué los chicos no leen?
 Los padres siempre afirmamos “Los chicos no leen”. Atribuimos esta afirmación a las malas compañías como: el televisor, internet, los juegos en videos y a miles de atracciones modernas y maléficas que nos impone el medio. Ahora… les propongo algunas reflexiones: 
¿A quién ha visto leer nuestro hijo?
... ¿Nos es más cómodo que mire televisión que elegir un cuento y leerlo con él?
En el jardín la maestra le cuenta cuentos… es suficiente … o (si el niño asiste a los primeros grados) ¿Por qué si cuando estaba en el jardín de infantes nos pedía a gritos que le leyéramos un cuento, ahora que lee, no se asoma a la lectura? 
¿Podemos ser capaces de abandonar algo de lo “necesariamente urgente” y sentarnos a leer o contar una historia?
¿Nos interiorizamos sobre literatura infantil o sólo nos quedamos con lo que nos propone el mercado?
A la hora de regalarles algo, ¿elegimos comprar un libro?
¿ Será que los chicos no leen porque nosotros no los acompañamos?
Pensemos… cuando un niño quiere aprender a andar en bicicleta, cuando quiere cocinar su primer postre o subirse por primera a vez a un tobogán, ¿lo dejamos sólo? No, los acompañamos, aconsejamos y brindamos nuestro tiempo. 
Y entonces, ¿por qué con la lectura no lo hacemos? Quizá, porque pensamos que nuestros hijos en las otras actividades-cocinar, andar en bicicleta, subirse a un tobogán- si no cuentan con nosotros pueden lastimarse. Sí, es cierto que a quien nunca le leen, narran o le regalan un libro no se lastima físicamente, pero también es cierto que no adquirir el “el deseo de leer” nos quita la posibilidad de liberarnos, refugiarnos, divertirnos y sentir placer. En una pena que no lo intentemos . 
Para que se conviertan en lectores debe haber un adulto que los guíe, que le transmita el encanto de leer y escuchar. Que los acompañe las primeras veces para luego ir soltando las marras y dejarlos transitar su propio camino. 
Dos preguntas más: 
¿Cuántas cosas podemos hacer en 5 minutos? Cada uno sabrá la respuesta. Le paso un dato: sé que una lectura o narración de un cuento dura aproximadamente 5 minutos y que 5 minutos de cada día suman 35 en una semana
¿Es demasiado tiempo para compartir con nuestros hijos?
Prueben y después me cuentan.


Patricia Iglesias Torres
Docente.Escritora-Capacitadora
¿Un pequeño gran cuento o un gran cuento pequeño?
de Silvia Beatriz Zurdo
 Había una vez un gigante que vivía en una gigantesca casa, con altísimos portones y grandes ventanales. El gigante tenía un perro inmenso que dormía en una gran cucha y comía enormes huesos. Su extenso jardín lucía frondosos árboles que cada primavera se cubrían de bellas flores multicolores. Al lado de la casa del gigante vivía un pequeño hombrecito en una diminuta casa con microscópicas ventanas. El hombrecito tenía un pequeño perro. Su cucha era una miniatura y los huesos que comía eran casi invisibles. En su mínimo jardín florecía una flor blanca en una pequeña maceta. El gigante y el hombrecito eran buenos vecinos. Un día de mucho calor decidieron ir a la playa. El gigante se puso un gran sombrero y partió en su enorme bicicleta. El hombrecito decidió ir en su pequeño automóvil. Como era muy veloz, llegó antes que el cansado gigante en su gran bicicleta. El hombrecito olvidó su sombrilla por eso el gigante le prestó su sombrero enorme para cubrirse del sol. Luego se bañaron y jugaron en el agua. Varias veces el gigante estuvo a punto de pisar al hombrecito. Por suerte no sucedió ya que el pequeño tenía un silbato que hacía sonar en caso de urgencia. El gigante hizo un castillo enorme de arena y el hombrecito se paseaba en él. Después comieron. El gigante un gran pastel de frutas. El hombrecito sólo unas pequeñas frutillas. El gigante bebió en un vaso grande como un balde. El hombrecito en un dedal. Después de una siesta, caminaron por la playa. El gigante hacía una sombra muy larga y el hombrecito una muy corta. Regresaron al atardecer. Al gigante, la tarde se le pasó rápido pero, al hombrecito, demasiado lenta. Los dos volvían cansados pero muy sonrientes. Aunque eran muy diferentes, el gigante y el hombrecito se llevaban de maravilla. Los dos tenían un gran corazón.

 ACTIVIDADES

 ¿Dónde vivía el gigante? ¿Cómo era la casa del hombrecito? En qué se diferenciaban el gigante y el hombrecito? Imagina alguna habitación de la casa del gigante y del hombrecito y dibújalas. Anota todos los antónimos del relato. ¿Qué hicieron esa tarde en la playa? ¿Por qué te parece que a pesar de ser diferentes se llevaban tan bien? ¿Qué necesitamos para una buena convivencia? Marca las tres partes del cuento: introducción, nudo y desenlace. ¿Te animás a cambiarle el final?